lunes, 27 de febrero de 2012

Extático

Bajo mi mirada paso obsequiándome una sonrisa, en ese momento mi persona se alegro como nunca, no supe que hacer, sonreír acaso, correr y decirle todo lo que siento, dar la espalda y evitarla, mi rechazo se hizo notorio de nuevo.
Rodrigo me marcaba a diario preguntándome por mi bienestar, incitándome a salir y conversar, a su casa diario me invitaba, no podía, un temor corría en mi al no saber la realidad, un buen amigo había encontrado en él.

2 situaciones muy distintas ahora daban vueltas en mi cabeza, una la había olvidado por completo, ahora había regresado como una esperanza y una salida, Wendy le daba luz a mi corazón, mientras el nombre de Ximena y Rodrigo un oscuro presente.
Mi padre me ignoraba como temiéndole a algo, mi cabeza daba definiciones a lo loco, me hacia pensar demasiado su actitud, ya no había conversación alguna entre él y yo, la pena y pavor corrían dentro de mi al tratar de preguntarle sobre Ximena y aquel niño.
Al día siguiente me dirigí a la tienda de la esquina, mi corazón había reprochado el unirme a aquella alma, que tonterías, a mi me decía que éramos como almas gemelas cuando en realidad no había relación alguna, leche y pan por favor le pedí a Don Benito. Para mi sorpresa la dueña de mis pensamiento se encontraba dentro, no sabia si huir o enfrentar, correr o abrazar, sin sospecha alguna disimule y pague, a mi lado ya estaba ella. Salude con una sonrisa picara a lo que ella respondió para mi sorpresa.
La platica divago durante un pequeño rato, la pena había quedado a un lado. Sorprendido y enamorado había quedado, su edad en realidad eran 17 años me lo había dicho, tan ciego estaba en que por primera vez la vi.
Su madre y su padre eran las personas con las que compartía la casa. Enseguida y sin un adiós corrió hacia su casa, su padre ya la esperaba.
Había quedado extasiado ante la perfecta mujer que había encontrado, ante todo me reflejaba a una mujer inteligente y bella tanto por dentro como por fuera, su sutileza se reflejaba a cada movimiento y palabra, ya no era una mortal prohibido como lo había mencionado. Su edad me permitía ir mas allá de los imaginado.
¿Sera posible?.

lunes, 20 de febrero de 2012

Dos mundos diferentes


Dos mundos diferentes éramos nosotros, de un lado la vagancia, alcoholismo y drogadicción de mi padre, mientras que la inteligencia, nobleza y cultura de Ximena, hacían notar las diferencias.
A altas horas de la madrugada mi padre se hizo presente sin que yo lo sintiera. Él estaba detrás de mi: tímido, ausente, sorprendido y tembloroso se dejaba ver, sin palabra alguna dio la vuelta y se dirigió a su recamara.
No pude entablar conversación alguna. Algo oculto había en esto.
La música se hacia mi única consolación, la lectura despejaba mi mente de aquellas dudas, me sentía solo y desolado. La vida me da sorpresas, sorpresas me da la vida.
A pesar de las burlas y agresiones sufridas la vida entera, jamás me habían impactado, ser huérfano de madre era el motivo.
¿Por qué te has ido?, la tristeza me agobiaba poco a poco, las horas trascurrían y el sueño no se hacia presente en mi.
Al amanecer una nueva vecina se mudaba, las mudanzas descargaban a prisa infinidad de objetos, el ruido era notable a cada paso prolongado de los trabajadores. No me incomodaba, mi pensamiento lo tenia atrapado otra situación.
Era impresionante lo que mis ojos percataban, 3 personas entre ellos incluyendo aquella figura de semanas atrás eran mis vecinos.
La alegría e ilusión llegaban por un momento a mi vida, alucinaba el correr hacia sus brazos como si nuestra relación fuera de años. Regresando a la realidad solo como de costumbre pude admirar su silueta por un breve rato, hasta que desapareció bajo la sombra de su casa.
Horas enteras solía espiar la fachada de su casa tratando de verla por un momento, pasaron días sin rastro alguno.
Así pasaron los días hasta que casi finalizada la semana, su presencia se hizo notoria frente a la fachada de su casa. Trataba de hacerme notar sin respuesta y gesto alguno, me sentía cobarde y me menospreciaba a cada momento por no poder hablarle.

Confusión


Aquella imagen que pocas veces había visto en fotos de mi padre.

Vagos recuerdos llegaban a mi mente, la recordaba con cariño sin siquiera conocerla. Sin sospecha alguna, salude amablemente. Rodrigo apareció en la escena inesperadamente. Me invito a pasar y pude ver la grandiosa decoración de su casa. Las paredes tapizaban murales impresionantes, expresaban una cultura extraña para mis conocimientos, por doquier, plantas estrechaban mi camino. La comida estaba lista, un banquete como nunca ante mis ojos se asomaba.

Ximena, el nombre de la mujer que me había recibido. Su madre me lo había contado Rodrigo, era extraña, tímida, de una presencia incalculable aunque muy hermosa.

Mis ojos acaparaban a cada movimiento su silueta.

La conocía, muy dentro de mi lo sabia, su mirada trataba claramente de evadirme, se dispersaba aceleradamente de lado a lado.

El anochecer se hacia notable, la hora de mi partida se acercaba. Una confusión inmensa me atormentaba. Rodrigo platicaba, aunque mi ignorancia era visible, no podía ponerle atención ante tantas dudas.

Decidí despedirme apresuradamente e ir a preguntarle a mi padre sobre aquella mujer. Los taxis no me hacían parada, como si hubiera tanta delincuencia en la Ciudad de México.

El metro mi única escapatoria, bajo la sombra de cada estación mi cabeza daba vueltas, ¿ De donde conocía a aquella mujer?.

Llegando a casa busque insólitamente la imagen de mi padre, no se encontraba. Sin remedio alguno, busque como loco desesperado aquellas fotos  que ninguna importancia reflejaban en mi en época pasada.

Cajones, puertas, alacenas, bajo la cama, por cualquier rincón de la casa las buscaba. Por fin ante mis ojos había quedado aquella caja que mi padre preservaba muy bien escondida. Sin espera alguna la abrí, justo ahí estaba. En ellas se podía notar a mi padre junto a Ximena, lo impresionante era que a mi lado se dejaba ver a otro niño.

2 o 3 años era mi edad me lo supongo, ¿ Que tenia que ver ella conmigo?.

Dudas y preguntas mi persona se hacia, sentimientos y tristezas me afligían. Esta noche ha sido confusa para mi ser.

lunes, 6 de febrero de 2012

Una noche en común

Han transcurrido horas y días enteros, su imagen aun la tengo presente como si acabara de suceder.
Ayer por la noche me dispuse a salir a un concurrido club nocturno, solo, como a menudo lo realizo.
En el momento de mi llegada se me atiende y se me asigna una mesa, enseguida pido una copa de whiskey,Pasa el tiempo y una tras otra se acaban las copas, hasta que un estado de ebriedad se hace notar.

Se ha acercado a la mesa, un joven pidiendo sentarse a mi lado, yo, como toda buena persona, he accedido. A primera vista se nota confiable.
Las horas transcurren, es impresionante la plática abordada. Rodrigo, el nombre de mi nuevo amigo, con 20 años de edad, alto, castaño, de un físico notablemente atlético, sencillo pero culto ante sus palabras.
La noche sigue a flor de piel, mujeres, amor, música, cultura, los temas discutidos por ambos. Hemos compartido sin fin de aventuras y desventuras, coincidiendo en muchos aspectos.
La juventud la hemos recorrido prematuramente. A nuestro lado perturban miradas desconocidas, hermosas vanidades femeninas pasan frente a nuestra mesa, sin enfocar la atención de alguna, son las 5:00 am y el bar está por cerrar.
Salimos entre picaras risas, no sin antes, pasarnos dirección y teléfonos, una noche más vivida en el abismo de la ciudad. Cada quien por su lado toma un taxi, el con dirección a Tlalpan, yo con dirección Reforma.
A duras penas bajo del taxi y abro la puerta, mi casa, un caos completo, las fiestas de mi padre una vez mas me desconciertan, mujeres, drogas, alcohol, orgias, todo se nota a leguas sin poder disimular.


En el primer momento en el que huyo de el alboroto, busco sin compasión alguna la puerta de mi cuarto. Caigo rendido hasta despertar con una resaca inconcebible. Por una noche olvide, la imagen de Wendy.
Ha sonado mi teléfono, para mi sorpresa es Rodrigo, no lo recordaba, pensé que era un compañero mas de la noche anterior. Me ha invitado condecoradamente a su casa, yo he aceptado, una distracción por la tarde no me hace mal. Me arreglo, bajo las escaleras y como de costumbre la casa hecha un horror, botellas, cigarros, vasos, prendas, todo tirado por doquier. Mi padre en la sala tirado con 2 mujeres a su lado.
Salgo de mi casa desconcertado, pero con una emoción inexplicable, tomo un taxi hasta la puerta de la casa de Rodrigo. Una casa desde su vista, antigua pero bonita. Toco el timbre y caigo de bruces, para mi sorpresa , me recibe una imagen que no creí volver a ver.